Este productor con base en Arteaga, Santa Fe, tiene una pulverizadora con dos líneas de aplicación en el barral: una es la de cobertura total y la otra es controlada por la tecnología de aplicación selectiva. Es una experiencia que vale la pena conocer. Te la contamos a fondo en esta nota.
Martín Vidoret es productor agropecuario. Y un gran innovador. Desde su base operativa en Arteaga, en el sur de Santa Fe, despliega su profesionalismo por tres provincias, en las que trabaja nada menos que 15.000 hectáreas con el Weedseeker 2 instalado en su pulverizadora.
Martín tiene 38 años y conduce, junto a su padre y su hermano, la agricultura de la empresa familiar, que también integran su tío y primos. Trabajan unas 40.000 hectáreas con la pulverizadora, sumando las de sus pagos de Arteaga y las que tienen en las zonas de Río Cuarto (Córdoba) y Realicó (La Pampa).
La empresa de los Vidoret tiene su propia pulverizadora, una John Deere con un barral King de 36 metros de fibra de carbono, equipado de punta a punta con Weedseeker, pero de una manera muy particular.
Martín cuenta que la máquina la usan solo para el área que ellos trabajan y que no toman superficie como contratistas. Detalla que su pulverizadora, en realidad, “tiene doble barra, con un tanque aparte especialmente para las aplicaciones que hace el Weedseeker”.
Así es. La máquina de los Vidoret tiene 2 bombas de pulverización. “Una alimenta una de las líneas de picos de la barra, con los que aplicamos los preemergentes, y la otra trabaja con la siguiente línea, conectada a los 36 metros de Weedseeker 2”, cuenta.
“En la misma pasada aplicamos el herbicida que va en cobertura total con el selectivo”, puntualiza.
Doble línea y doble bomba fue la innovadora solución que encontraron los Vidoret para no tener que pasar dos veces con la máquina por el mismo lugar. En lugar de hacer dos aplicaciones, hacen una sola, aunque en realidad, son dos.
Parece un juego de palabras, pero no lo es. Y la idea queda muy clara. “Así, duplicamos la capacidad de trabajo de la máquina”, dice Martín, quien reconoce que la idea se le ocurrió a él.
El impulso creativo vino de la necesidad. “Si no hacíamos eso hubiéramos tenido que comprar otra pulverizadora y la verdad es que no podíamos”, relata.
Le preguntamos cuál es la evaluación que hace, luego de trabajar de esta manera desde la pandemia de Covid, y su respuesta no deja lugar a dudas: “Estamos muy contentos, el ahorro que logramos es monstruoso”.
Vidoret cuenta que dejar lista la máquina, una John Deere 4730, con las dos bombas y las dos líneas de pulverización, requirió una inversión de unos 30.000 dólares, muy poco en relación al precio del equipo.
“El nuestro fue uno de los primeros Weedseeker 2 y rápidamente me convenció. Hoy, varios años después, estoy convencido de que fue una inversión buenísima”, dice.
“Tengo equipo para toda la vida y al segundo año ya lo había pagado. Además del ahorro, es muy importante también el aporte que genera al cuidado del medio ambiente, algo que nosotros miramos mucho”, agrega.
En su vida de productor agropecuario y conocedor profundo de las lides de la pulverización selectiva, Martín destaca el sólido respaldo que recibe del servicio técnico de D&E, que en su caso tiene base en Marcos Juárez, en la vecina provincia de Córdoba.
“Siempre estuvieron arriba del equipo cuando los necesité y hace pocos días me hicieron un servicio técnico completo de manera gratuita, que realmente nos sirvió mucho para darle para adelante en la campaña con total tranquilidad”, detalló.
“La verdad es que los muchachos de Marcos Juárez siempre me han solucionado todo lo que he necesitado y tienen los repuestos que a uno le pueden hacer falta”, dice.
Los Vidoret siembran maíz, soja, trigo, girasol y sorgo, entre otros cultivos, para los cuales la doble barra les aporta una gran versatilidad.
“Por ejemplo, la usamos en la misma pasada para aplicar UAN con una línea y con la otra tiramos el graminicida para los manchones de sorgo de Alepo, gracias al Weedseeker”, ejemplifica.
“Así, el campo nos queda limpio y listo para sembrar”, agrega.
Cuenta también que a principios de octubre suelen sembrar girasol y que el equipo le resulta estratégico también allí.
¿Qué hacen? Aplican un sulfentrazone para evitar los nacimientos de yuyo colorado, mientras que en la línea del herbicida selectivo va un glifosato con 2.4D para combatir a la Rama Negra o la maleza que esté naciendo en ese momento.
Martín tiene más ejemplos sobre la utilidad del Weedseeker, instalado en este equipo de manera tan particular. Es un convencido de esta tecnología, por lo cual cierra con una idea esperanzadora.
“Ahora, con una economía un poco más estable -dice- quizás más productores y contratistas se animen a aprovechar la financiación disponible para comprar el equipo. No se van a arrepentir: se paga solo”. ©